Estaba ayer por la noche (después de que los gnomos han acabado de bañarse, se han puesto, con cierta ayuda, los pijamas, han escuchado el cuento, se han metido en la cama y han terminado por dormirse) tan ricamente repanchingado en el sofa viendo la tele cuando una voz sorprendida a mi lado me dice algo así como esto:
-Los americanos han empezado a mostrar síntomas de inteligencia...
Y es verdad. Para esto de las teleseries es que los tíos se han puesto las pilas y las hacen como rosquillas: muy buenas y abundantes.
Ayer le tocó el turno a Eureka, una producción donde la ciencia ficción se da la mano con la vida cotidiana en un apacible rincón remoto de los extensos Estados Unidos. En Eureka, que así se llama el pueblo, vive una comunidad de científicos dedicados a las investigaciones más atrevidas y adelantadas. Hasta el punto de que las leyes de la Física clásica se ven alteradas un día sí y otro también, ante la mirada más bien indiferente y acostumbrada de los pobladores del lugar. Nada es lo que parece, aunque tampoco hay una conspiración encubierta (al menos de momento) :ni unos malos malísismos en la sombra que manejen los hilos, ni unos buenos heroicos y abnegados en busca de la verdad absoluta. Además de este interesante punto de partida, la serie goza de un más que sanísimo tratamiento humorístico palpable en diálogos y situaciones, que hace que las inevitables explicaciones científicas sean más fáciles de digerir.
Los personajes, pues la verdad, un poco como siempre: un sheriff, una ayudante de sheriff (magnífica esta mini-Rambo), una agente del Gobierno, un jefe de los científicos que nos deja con la mosca detrás de la oreja, el mecánico del pueblo (anteriormente astronauta, por cierto), el prota, una psicoterapeuta que apunta malas maneras...
Ninguna cara conocida en todo el plantel, lo que se agradece.
Una serie más que correcta, con buenas ideas de partida, las dosis justas de humor blando (sin risas), cierta intriga, buenos guiones, buenos actores y buena realización.
¿no parece tan difícil, no?
Total, que aparte del doctor House (por cierto, convendría que pulsaran este enlace, sí este, para poder leer una de las mejores sinopsis de un capítulo de este máldito cojo cabrón...), de Medium (a ver para cuando llega la siguiente temporada de esta magnífica rubia, madre de familia casi numerosa, soñadora de sucesos acaecidos o por suceder...), de la peculiar familia Soprano, de los infatigables CSI (Las Vegas, of course) , de los desaparecidos 4400, de The Closer, del anuncio del estreno de Psich... y de alguno más que seguro que me olvido, pues eso, que habrá que hacer un huequito en la semana para no perderse ahora a Eureka
Y eso, lo dicho, que algo debe de ir regular en América cuando las mejores ideas y cerebros se refugian en las series de TV, abandonando una industria del cine que sólo sabe, o quiere, ofrecer productos de consumo de mínima calidad.
-Los americanos han empezado a mostrar síntomas de inteligencia...
Y es verdad. Para esto de las teleseries es que los tíos se han puesto las pilas y las hacen como rosquillas: muy buenas y abundantes.
Ayer le tocó el turno a Eureka, una producción donde la ciencia ficción se da la mano con la vida cotidiana en un apacible rincón remoto de los extensos Estados Unidos. En Eureka, que así se llama el pueblo, vive una comunidad de científicos dedicados a las investigaciones más atrevidas y adelantadas. Hasta el punto de que las leyes de la Física clásica se ven alteradas un día sí y otro también, ante la mirada más bien indiferente y acostumbrada de los pobladores del lugar. Nada es lo que parece, aunque tampoco hay una conspiración encubierta (al menos de momento) :ni unos malos malísismos en la sombra que manejen los hilos, ni unos buenos heroicos y abnegados en busca de la verdad absoluta. Además de este interesante punto de partida, la serie goza de un más que sanísimo tratamiento humorístico palpable en diálogos y situaciones, que hace que las inevitables explicaciones científicas sean más fáciles de digerir.
Los personajes, pues la verdad, un poco como siempre: un sheriff, una ayudante de sheriff (magnífica esta mini-Rambo), una agente del Gobierno, un jefe de los científicos que nos deja con la mosca detrás de la oreja, el mecánico del pueblo (anteriormente astronauta, por cierto), el prota, una psicoterapeuta que apunta malas maneras...
Ninguna cara conocida en todo el plantel, lo que se agradece.
Una serie más que correcta, con buenas ideas de partida, las dosis justas de humor blando (sin risas), cierta intriga, buenos guiones, buenos actores y buena realización.
¿no parece tan difícil, no?
Total, que aparte del doctor House (por cierto, convendría que pulsaran este enlace, sí este, para poder leer una de las mejores sinopsis de un capítulo de este máldito cojo cabrón...), de Medium (a ver para cuando llega la siguiente temporada de esta magnífica rubia, madre de familia casi numerosa, soñadora de sucesos acaecidos o por suceder...), de la peculiar familia Soprano, de los infatigables CSI (Las Vegas, of course) , de los desaparecidos 4400, de The Closer, del anuncio del estreno de Psich... y de alguno más que seguro que me olvido, pues eso, que habrá que hacer un huequito en la semana para no perderse ahora a Eureka
Y eso, lo dicho, que algo debe de ir regular en América cuando las mejores ideas y cerebros se refugian en las series de TV, abandonando una industria del cine que sólo sabe, o quiere, ofrecer productos de consumo de mínima calidad.
3 comentarios:
Nos perdimos Eureka, lo que ahora, leyendo tu post me da mas rabia, pero seguimos Medium y CSI (Nueva York y Las Vegas, por que no aguantamos al Horatio), y algun que otro capitulo de Closer. A House no le aguantamos demasiado. La verdad es que hay series magnificas (vamos, como Los hombres de PAco)
Un saludo
Espero que Eureka no me defraude. El primer episodio merió la pena.
Sobre House es inútil discutir. Es algo visceral: o te gusta o te da nauseas.
Psich me resultó simpático.
Medium no nos la perdíamos ni un solo jueves.
Y,ciertamente, siempre nos quedarán Los Hombres de Paco ...
El primer episodio mereció la pena, quería decir...
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