lunes, 30 de abril de 2007

that's The Question

Sí, lo admito, original, original, lo que se dice original no me ha quedado el título para este post. Pero es que hay perogrulladas tan inevitables que resultan más ridículas cuando se intentan evitar a base de circunloquios y paráfrasis extrañísimas que cuando se admiten sin tapujos.
Dicho esto, vamos al meollo de la Question.
Alabo la labor de recuperación que está realizando Planeta con cómics clásicos de la DC. La alabo sabiendo que estamos hablando de una empresa y no de una ONG y que esta institución está para ganar dinero. No me parece mal, no me puede parecer mal. Publican algo que me interesa, difícil de encontrar y yo lo compro. También debo decir que lo seguiré haciendo siempre y cuando el precio me parezca justo. Admito, incluso, subidas anuales algo superiores al IPC. No me parece ya tan normal que cancelen una serie a pocos números de su finalización natural con el argumento de que venden poco. No al menos en este caso (y no es porque a mi me afecte, que me afecta), ya que se trata de la cancelación en el tomo 11 de The Question, en edición Clásicos DC. No se trata de una serie actual, ni de un cómicbook de grapa que si no se vende este mes las Librerías te lo devolverán. Me parece que esta línea debe dirigirse más hacia la publicación de una especie de Biblioteca Clásica Fundamental, accesible en cualquier momento a cualquier aficionado en un punto de venta especializado. Es decir, no rentabilizable de forma inmediata sino a medio y largo plazo, por lo que las ventas de un mes pueden fácilmente ser enderezadas al siguiente o al otro o al otro de más allá. No debería de haber prisa en obtener beneficios en este tipo de productos. Me parece a mi.
En todo caso, el asunto no hubiera pasado de un mal trago si este último número de la colección no viniese con un añadido, con un extra que espero que no siente precedente. Si los números normales salían ya por 7,50 € (y ya a mi me parecían un poquito subiditos pero por aquello del interés y de la calidad del material lo pasaba), el último tomo sale por la friolera de 12,95€. Cierto que contiene unas pocas páginas más que un número ordinario, pero no muchas muchas más. Una subida de 5,45 € así, tan alegramente, casi el doble, porque como éste es el último número y no se vende mucho pues hay que recuperar haciendo que los pocos que compran esta serie paguen casi el doble de lo que costaría de modo normal. Y no se trata de una edición absolute, en tapa dura, papel satinado, repleto de extras y con material inédito. La edición es más bien tirando a humilde, en color pero en tamaño reducido, donde más de una vez han metido escaneados y más de otra han cambiado, traspuesto u olvidado colocar los textos de los globos de los personajes. Vamos que lo de los 7,50 € ya era casi para pensárselo dos veces.

Rumiando que podría hacer uno con esos 12,95€, una amiga me ha regalado hace poco una pequeña enciclopedia onírica ilustrada (Enciclopedia Universal Clismón) cuya toda autoría reside en el polifacético e inclasificable Miguel Brieva, autor que ya me encandiló con Dinero y que ahora lo hace con:

142 páginas, color, 17 euros, Mondadori, papel satinado, ...
Sí, vale un poco más, pero la experiencia lo merece, lo aseguro.
Otra buena reseña suya en El Francotirador

martes, 24 de abril de 2007

Dichos y frases (1)

"Esto, no hay manera ya de volverlo a poner en su sitio"

domingo, 8 de abril de 2007

Un poquito de Semana Santa, por favor....

No es que uno esté loco por ver Cofradías y Procesiones pero pasarse una Semana Santa sin ver ni un solo nazareno la verdad es que resulta extraño.
No sé si se debe a una especie de ansia oculta en los genes o grabada en el subsconciente desde la infancia o qué será, pero es que una Semana Santa sin oler incienso, sin la luz de los cirios, sin los capirotes de los nazarenos, no es una Semana Santa como es debido.
Sobre todo si te quedas en el pueblo y escuchas las bandas, allá a lo lejos y te preguntas si con este tiempo se atreverán a salir o no. La verdad es que no, que al menos en mi pueblo, las Procesiones de renombre, las del Jueves y el Viernes Santo, se fueron descolgando una detrás de otra. A eso del mediodía empezaba el cielo a nublarse, a ponerse oscuro, oscuro, empezaba a caer una agua ligerita y luego arreciaba toda la noche.
Al menos, eso sí, la cosa fue igualitaria, porque en este pueblo la mitad son de una Hermandad y la otra mitad de la otra y fastidiar sólo a una hubiera sido un enorme desagravio para la otra.
Hoy mismo parecía que ya estaba todo consumado y que no había nada que hacer, que este año nos íbamos a quedar sin nuestra ración cofrade.
Sin embargo, la tarde no ha sido tan mala. No ha llovido y la última cofradía se ha arriesgado a salir.
Creo que pocas veces un Santo Entierro ha tenido más concurrencia. Porque si yo tenía un algo de ansiedad, los demás no eran menos. Unos han aprovechado para, por fin, poder vestirse de nazareno, coger el cirio, la cruz de guía, los varales o ponerse debajo del trono. Otros, los más, para,por fin, tomar la calle, una calle sin coches, con sonido de bandas, tambores y cornetas, poder respirar un poquito de incienso y de cera, y lucir, cada uno, sus mejores galas.
Lo cierto es que al final no salimos mal parados. Vimos, por encima de las cabezas de la bulla, los capirotes y la llama de los cirios, allá, a lo lejos, la urna de cristal con el Cristo yacente. A la vuelta de una esquina llegamos a escuchar una saeta cantada con mucho arte. Al dar la vuelta para regresar nos hemos vuelto a encontrar a la misma procesión, que en una calle iba por la cola y en la otra de al lado por el principio. Es que es una procesión cortita y tampoco hace un recorrido maratoniano como otras.
Le he podido contar a mi niño qué es una cruz de guía y un varal. Lo de explicar por qué hay que cantar saetas no me quedó tan bien. Yo dije que por tradición y claro, el me volvió a preguntar qué es una tradición, y ahí ya tuve que hacer un requiebro y decirle que estuviera en silencio, que las saetas se escuchan en silencio.

Por último, hemos deambulado por calles vacías de vehículos. Incluso hemos hecho amago de entrar en bares atestados.

Ya digo, hemos pillado un cachito de Semana Santa. Lo justito para aguantar hasta el año que viene que si nos descuidamos sólo huelo de Semana Santa lo que cuenta Carmelo.


viernes, 6 de abril de 2007

La JLA de Morrison

A mi me parece que escribir cómics para grupos de superhéroes no debe ser tarea fácil. Como mínimo hay que manejar distintas personalidades, distintos ambientes y escenarios, conocer las diferentes supercualidades y limitaciones de cada uno, estar informado de sus avatares personales, sus traumas y desengaños amorosos, saberse al dedillo los archienemigos clásicos de todos ellos, y tampoco está de más tener una buena visión general de todo el Universo superheroico en el que se muevan estos Superseres. Por último, agitar el cóctel y esperar que funcione de forma coherente y no como un mal sofrito.

Viene está pequeña disgresión a que acabo de terminarme buena parte de la etapa Morrison de la JLA y la impresión que me ha dejado el escocés es que ha hecho un buen trabajo, de antología, de libro. Porque ser capaz de manejar al que es quizás, el supergrupo más poderoso de todos los existentes en los Universos Superheroicos (sí, más que los Vengadores de la Márvel, aunque me pese reconocerlo) tiene un montón de mérito. Es muy difícl intertar imaginarse siquiera las posibles amenazas que pueden hacer sombra a una combinación que reúne la imbatibilidad de Supermán, la perspicacia de Batman, la velocidad lumínica de Flash, la furia de Orión, la telepatía y otras cualidades del Detective marciano, el poder desencadenado de Wonder Woman o de Aquaman, la omnipotencia de un Green Lantern. Cada uno de ellos, de forma aislada, ya resulta un contrincante casi imposible de derrotar. Todos juntos, impensable. El problema de muchos Shs con demasiado poder es encontrales contrincantes y situaciones extraordinarios sin que la historia pierda credibilidad. Morrison fue capaz de aceptar el reto y de salir muy airoso de la prueba. Creo que su etapa en la JLA debe considerarse como una muy buena fórmula magistral que debiera servir de referencia a futuros autores que acepten este mismo reto.


Pienso que la saga sobresaliente en esta etapa, su saga más lograda, ha sido La Roca de la Eternidad. En ella el autor despliega, sin abrumar, su buen conocimiento que tiene del Universo DC (lo que debería ser requisito indispensable para aprobar a un guionista en estas lides), es capaz de inventarse una historia con ramificaciones inesperadas, maneja con soltura y habilidad la acción en varios escenarios simultáneos, supera con nota el viaje a través del tiempo a otros futuros posibles y el encuentro con fuerzas y poderes más allá de lo imaginable. De entre todos los personajes que aparecen en esta saga me parece que los mejor parados han sido Lex Luthor, auténtico genio maquiavélico, y el imponente y aterrador Darkseid, verdadera encarnación invencible del Mal. No es que el resto desmerezca, ni estén peor tratados, es que estos dos literalmente les roban el plano a todos ellos.


En JLA: Un Millón, su otra gran saga, también tenemos viajes en el tiempo ( y hay que mencionar a ese impresionante viajero temporal, Vandal Savage, que hace empalidecer al Inmortus de la Marvel), retos acordes a las cualidades de JLA presentes y futuros, amenazas cósmicas, situaciones apocalípticas... También resulta una buena obra, aunque no me parece tan redonda y conseguida como La Roca.

De La Unión hace la Fuerza, colección de pequeñas historias, me han llamado la atención los números de un nuevo y temible archivillano, Prometeo, que pone en jaque, el solito, a lo más granado de la JLA y en su propia casa. Me ha llamado la atención porque me recuerdan mucho a lo que ocurrió con el Mímico, un mutante capaz de llegarse a la Mansión de la Patrulla-X y darles una buena somanta a palos a todos ellos.

Sueños americanos reúne una serie de números autoconclusivos y pequeñas sagas. Buenos villanos, una ojeada a realidades alternativas y mundos de sueño/pesadilla en los cuales parece que Morrison se entrenaba para las grandes sagas que iba preparando.

Un último comentario sobre la edición. En Internet corre (o corría) el rumor de que Norma era cara pero sus ediciones eran muy buenas. Después de haber visto como han tratado a la JLA de Morrison debo decir que sí, que Norma es cara, pero que no, que su edición no merece el dinero gastado. Toda la etapa Morrison se resume en varios álbumes recopilatorios que más recuerdan a unos retapados donde se han pegado los ejemplares en grapa que a una edición bien cuidada. No hay artículos introductorios ni extras de ningún tipo, ni una mísera biografía de Grant Morrison, ni un mínimo apunte sobre la JLA o el Universo DC. Para colmo, resulta difícil no despegar los números a medida que avanza la lectura y es más que probable que al final se te desencuadernen la portada y la contraportada. El precio original recuerdo que era más bien elevado y no creo que justificara esta edición tan pobre. Eso sí, debieron vender pocos y ahora , al cabo de los años, están de saldo en Discoplay.