Esta tarde no tenía ganas de trabajar. Nos hemos ido a limpiar un poco el coche, que falta le hacía. Después nos acercamos a un Vivero y nos metimos en el Invernadero. Es nuevo, ha sido una visita de inspección. Se estaba fresquito. Me fascinan los Invernaderos, me fascinan las colecciones de plantas que allí exponen. Han caido un par de gitanillas y un clavel. Había unas orquídeas esplendorosas. Aunque el precio también lo era.
Nos acercamos a la ciudad y compré el cucurucho prometido. Sí, llega un momento en que hay que recurrir a los más viles chantajes para que te acompañen a cualquier lado. Por lo demás, es un lenguaje que las dos partes entienden a la perfección, completamente aséptico, frío y calculado, pero efectivo. No sé qué pasará cuando tengan quince años, no quiero ni pensarlo. Dosificación, me digo a mi mismo, no hay que abusar, dosificación, dosificación..
Después, y entre medio del cucurucho, vino el parque y los columpios. Aproveché para relamer el helado de fresa con la excusa que se iba a derramar. A estas alturas, con la camiseta manchada de fresa y la cara hecha un cromo, la verdad, no creo que mi gesto aparentemente paternal engañara a nadie. Ella, mientras tanto, seguía combinando esos manchurrones de helado con pizcas de tierra del tobogán. Lo cierto es que el cucurucho estaba bueno y alabé su buen gusto al elegirlo. Me fui al banco de enfrente, me senté y extraje de la bolsa de plástico uno de los cómics que acababa de comprar en el kiosco-papelería.
Los X-Men, nueva colección que empieza donde acabó la otra, justo después de la "Masacre Mutante".
Guión de Claremont, dibujo de Silvestri, primera entrega en oferta, un euro. Formato comic-book, tres números en un tomo, color (papel no satinado), artículo de introducción (dos páginas) de Julián Clemente, fichas de los personajes y portadas originales al final del tomo. 25 entregas.
El dibujo (de Silvestri he dicho pero de Leonardi en el primer número de los tres del tomito) me echó pa'trás en un primer momento. No me acaba de gustar, lo veo tosco, sin detalle, apresurado, sin chispa.
El guión, bueno, de momento no está del todo mal. Que Claremont me haga seguir leyendo después de presentarme a esos impresentables
Cosechadores, de colocar a Dazzler (a mi parecer una mutante perfectamente olvidable) en primer plano y sacar al bueno de Lobezno en tres cuartas partes del tebeo y que aún así, repito, continúe leyendo, tiene su mérito. Me temo, de todas formas, que el tiempo ha hecho mella en esta colección y que será difícil que la continúe. Aunque,
hay a quien le gusta , no sé yo si el factor nostalgia tendrá un poco o un mucho que ver en eso. En todo caso, respetable opinión: hay coleccionables que empiezan flojitas y luego se animan (me acuerdo ahora del Dare Devil de Miller que comenzó más bien mal, como para no volver a comprar el número dos y acabó en la cumbre) , así que habrá que darle un pequeño voto de confianza (sin pasarse: me enteraré primero en Internet de dibujantes, tramas y argumentos de las próximas entregas).
Un último detalle:
las
fichas de los personajes.
Bien, buena idea. Ayuda a situar los personajes y la historia. Y en una
colección coral como esta de los
Mutantes parece de lo más adecuado. Esta vez han caído
Lobezno (¡si es que está en toos lados!),
Tormenta y
Pícara. Muy bien.
Pero me choca una cosilla que leo en la ficha del Lobi: me aparece su vida y milagros más recóndita, sus orígenes secretos revelados en una serie editada el año pasado. Si esta colección es de cómic de 1988 en adelante (la nefasta, para muchos, década de los Noventa)
¿a qué viene revelar que Logan se llama de verdad James Howlett, nacido en el siglo XIX, hijo de John y Elizabeth?
¿Qué falta hacía revelar un origen que por entonces ni se soñaba, cuando lo bonito de este señor, por aquel entonces, es que nadie sabía ni de donde era, ni de cuando, ni cuando le nacieron las garras, ni si vivió o no en la Columbia Británica o en la Escocesa?
De verdad, que me parece que es verdad que los aficionados nos quejamos mucho, que nunca estamos contentos, pero que hay cosas que me parece que son un poquitín de lógica. Que no hacía falta, esta vez, ser tan exactos ni tan precisos.
Cambiando el tercio, también ha caído el último tomo (por nueve van ya) del
Príncipe Valiente.La imagen está tomada de la Editorial. No la había de mayor tamaño. Lo siento.
En todo caso, una compra más que recomendable. Un cómic sorprendente en historia y dibujo, un ejercicio magistral de sabiduría en esto de hacer tebeos. Muy recomendable.
Recogí a la niña, más bien tiré de ella del tobogán hacia el coche, con esto de las tardes más largas parece que es temprano pero no, no lo es. A casita, a cenar, aducharse y a la cuna. La ropa, con sus manchurrones de fresa y tierrecilla, directamente a la lavadora.
Mañana otra dura jornada, la última de esta semana...
P.D. Como me ha tocado retocar el Post después de editarlo (me saltan las teclas, me bailan las letras con demasiada frecuencia) me he fijado que llevo ya la mítica cifra de 100, CIEN, Post desde que empezara esta historia el verano pasado. Interesante.Quien lo iba a decir....