lunes, 28 de enero de 2008

El Eternauta: algunas impresiones

Sobre el Eternauta y sus autores hay buenos artículos en la Wikipedia:El Eternauta ,Hector Germán Oesterheld,Francisco Solano López
también en
esta magnífica reseña de Rafa Marín o en esta otra sobre la Historieta Argentina)

La primera impresión me corresponde a un dibujo un tanto tosco, inacabado en ocasiones, y una narrativa monótona y pobre. También un cierto menosprecio en los detalles, como quien hace las cosas aprisa.

Aunque esa parece ser la impresión general, de repente, casi subliminalmente, se nos cuelan algunas viñetas con un encuadre desacostumbrado, otras con un manejo maestro de las luces y las sombras, otras más con unos rostros tremendamente expresivos.

La impresión primera, aún sin ser errónea del todo, va siendo progresivamente sustituida por la idea de que el dibujante ha sabido optar por el tratamiento psicológico de los personajes y por asentar la difícil y desesperante situación de estos personajes en detrimento del preciocismo gráfico. Bajo este dibujo tosco, apresurado, carente de fondos en muchos casos, que ha prescindido de los detalles en muchas ocasiones, bajo esta férrea disciplina del tomo apaisado y tres viñetas por banda, va surgiendo con fuerza una historia. Una estructura austera, asfixiante, claustrofóbica y opresiva pero muy efectiva en cuanto a saber crear el ambiente adecuado donde desarrollar esta historia de desesperación y pesadilla.

Pienso que las circunstancias de esta publicación incidieron fuertemente en su factura. Pienso en el formato de la publicación, en las inflexibles fechas de entrega, en los bajos presupuestos que supongo que se barajarían en todo momento. Creo que Solano López quizás no fuera un magnífico dibujante, quizás tampoco un gran narrador, que posiblemente tuvo que alternar este trabajo con cualquier otro para sobrevivir y que también posiblemente se viera agobiado por las inexorables fechas de entrega de una publicación periódica. Sin embargo también creo que desde el primer momento se dio cuenta que tenía entre manos una gran obra, posiblemente la obra de su vida y que su labor, su gran labor, era jugar con esas limitaciones, hacer de la pobreza virtud y supeditar su dibujo y su trabajo a hacer posible, visible y creíble la historia que le iba contando el guionista por entregas.

Si El Eternauta ha pasado a engrosar las filas de esas obras de la historieta que se consideran clásicas creo que es debido a la doble labor de un guionista en estado de gracia y un dibujante que supo entender el alcance de esta obra y sacrificó gran parte de su talento en pos de la efectividad de que esta historia pudiera desarrollarse durante dos años, semana tras semana.

domingo, 20 de enero de 2008

Patrimonio Público (Flickr, Biblioteca del Congreso EE.UU.)

Typical Mexican Revolutionist (tomada entre 1910 y 1915)

Leído en Tecob la iniciativa de Flickr de dar a conocer el contenido de colecciones fotográficas de dominio público. Iniciativa que ha comenzado por la Biblioteca del Congreso de los USA.
Imágenes de 1930-40 y 1910 rescatadas de los archivos, sin restricciones conocidas de derechos de autor.
Un buen trozo de Historia del Siglo XX a disposición de todos.


Lee, Russell,, 1903-, photographer.
Friends meeting at the Pie Town, New Mexico Fair
1940 Oct.

Magnífica inicativa.



Vachon, John
, 1914-1975, photographer.

[Grand Grocery Co.], Lincoln, Neb.
[1942]

domingo, 6 de enero de 2008

La Cabalgata de este año

Con el paso del tiempo se van estableciendo tradiciones, esto es, más o menos, repeticiones de momentos y eventos pasados en fechas determinadas en el futuro. En este blog en particular, las fiestas navideñas siempre han tenido un hueco y Sus Majestades (los Reyes Magos) han solido ser una de las preocupaciones más relevantes. Valga como ejemplo aquel año en que los lectores vivieron más que leyeron la crónica de una cabalgata que más parecía el parte de un corresponsal de guerra (Día de Reyes). O bien aquel otro relato más calmado, al año siguiente (...y ha pasado un añito), en el que unos padres, por fin, sienten la satisfacción del deber cumplido y de las cosas bien hechas.

Este año, como no podía ser menos, cumplimos el ritual y nos acercamos a ver la Cabalgata. Escarmentados de otras veces (Día de Reyes), salimos de prisa y corriendo para coger sitio desde donde contemplar, en primera línea de combate, el paso de la Comitiva Real. Eso sí, teniendo sólo una idea más bien vaga de a qué hora podría salir y por dónde, más o menos, debía de pasar.

Después de llegar, tener suerte para aparcar el coche en un lugar estratégico (eludiendo así el trámite del párking de pago) y andar un rato hasta ver un sitio que nos parecía prometedor, nos quedaba algo no previsto: atrincherarse y esperar.

Un inciso: esperar no significa lo mismo para un adulto que para un niño, ni para un adulto sin responsabilidades paternales que para otro que sí las tiene. Para un adulto, esperar significa esperar. Para un niño, esperar significa una extraña condena, un aburrimiento y por ende, buen momento para experimentar con la paciencia de los padres. Para un adulto con responsabilidades paternales, esperar con sus retoños el paso de los Reyes Magos supone estar pendiente todo el rato de lo que hace este pequeño retoño o aquel otro, de si baja o sube el bordillo, de si sale demasiado a la carretera, de atisbar si vienen o no coches todavía por una calle que no se ha acabado de cortar al tráfico, de cortar, por la vía más expeditiva que se le ocurra sin que nadie suelte una lágrima, cualquier conato de agresión, burla o chanza entre hermanos, responder, cada treinta segundos que ya queda poco para que aparezcan las carrozas... esperar, para este adulto con responsabilidades paternales, supone un suplicio.


Pero, al final, la Cabalgata llegó.


Primero una banda, luego unos clowns, luego una carroza con niños, luego muñecos gigantes, la carroza de un Rey, más clowns y carrozas de relleno, el otro Rey, más carrozas de relleno, más muñecos, clowns con zancos, el rey Baltasar (siempre el último) y cerrando, otra banda y alguna carroza más.

De mientras, caramelos a tuti plen, peluches, confetis, algo parecido a nieve artificial...

Estando en primera línea se aprecia más el desfile, es cierto. Los niños pueden acercarse a manosear los muñecos, bailar con gentiles clowns, maravillarse con raros artefactos

y muñecos inflables (esta vez hubo una procesión de dinosaurios espectacular) y poder ver, de cerca, a los afamados Reyes Magos encaramados en sus carrozas.

Eso sí, estar en primera línea tiene sus problemas. Desde el momento en que a un Paje se le ocurre empezar a tirar caramelos, la gente enloquece y realiza proezas de alto riesgo que en su sano juicio dudo mucho que se atreviera ni a pensárselas. Mismamente, al lado nuestro, una señora un poquito mayor, armada con un paraguas de flores, amenazaba constantemente con sacarnos un ojo a alguno, poseída como estaba por el ansia de acaparar caramelos. Fue tanto el delirio de esta buena mujer que arrebató un mísero caramelo de la amenaza de verse aplastado por la rueda de un tráctor. Imagino que el caramelo, al ver el noble gesto, no pudo menos que soltar algunas agradecidas lágrimas azucaradas. A mi me pareció un espanto que por no dejar espachurrar el dulce, la buena señora puso su mano en el trance de ser espachurrada. Y es que, ya digo, cuando uno se ve poseído por la fiebre de llenar una bolsa de auténticos caramelos de los Reyes Magos, deja de mirar si se le viene encima la rueda de un tractor o la carroza entera del Rey Gaspar.

También hay que decir que la nueva moda de tirar pequeños peluches, además de los consabidos caramelos, tiene la doble virtud de no dejar hecha una porquería la calle (que hay que ver cómo se queda justo después del paso de los Magos de Oriente) y de, lo más importante, ser capaz de tonificar y rejuvenecer miembros y reflejos musculares que uno creía entumecidos para siempre. Es asombroso ver como padres presuntamente juiciosos, algo entrados en kilos y en años (vamos, yo mismo), son capaces de saltar atléticamente a la manera del más mañoso y elástico jugador de la NBA para coger un peluche al rebote o, si no hay más remedio, poner un soberbio tapón al padre de al lado (otro que ha recobrado sus bríos de juventud bajo la influencia de los peluches mágicos) con la esperanza de poder cobrar más tarde en el suelo la pieza robada.

Deben ser cosas mágicas de los Reyes Magos, que por eso mismo los llamarán magos, yo aún no acabo de explicarmelo del todo (mi señora esposa, a decir verdad, tampoco se acaba de creer lo que vieron sus ojos...)

En fin, creo que por hoy acabo el relato de lo que fue una alegre jornada familiar que se saldó con el resultado de tres kilos de caramelos y cinco peluches a nuestro favor. Se nota como ya vamos engrasando la máquina en este equipo y cada año escalamos posiciones en este peculiar ránking.


miércoles, 2 de enero de 2008

Primeras disquisiciones del año:el cambio climático y esas cosas

Hoy he empezado relativamente bien el Año. He plantado un árbol, entre otras cosas. Y pienso cuidarlo, porque plantar lleva un rato pero conseguir que un palo de alrededor de un metro llegue a árbol de verdad, eso, amigo, es otra historia y lleva más tiempo. Una labor larga y callada, sufrida y que puede que no llegue a buen término. Hablo por experiencia. Por eso no creo que sea éste el único arbolillo que ponga en tierra este año.
En fin, a lo que iba, a eso del Cambio Climático.

Después de leer, entre otras cosas, estas Breves reflexiones sobre el calentamiento global , y ver las noticias, debates y polémicas televisivas sobre este tema, verdaderamente se me plantea una cierta esquizofrenia moral. Racionalmente, me estoy empezando a inclinar hacia un cierto escepticismo acerca de todas las noticias que nos bombardean diariamente sobre catástrofes y supuestos hechos extraordinarios atmosféricos, y no solo eso si no que ya me planteo abandonar la creencia básica, la del cambio/calentamiento global. Estoy cansado de tanto mensaje apocalíptico y, más que nada , estoy cansado de tanta hipocresía, medias verdades y falsas declaraciones.
Entiéndaseme. No creo que vayamos por buen camino con esta sociedad de derroche y consumo inacabable. No creo juicioso malgastar como se hace los recursos naturales que hemos heredado y que deberíamos dejar a disposición de las generaciones venideras ( y esto último, cuando tiene uno hijos, empieza a cobrar sentido y deja de ser una proposición hueca y grandilocuente). Ya que no parece haber marcha atrás, me acojo a la idea (bien escurridiza) del desarrollo sostenible como única manera de paliar un poco los daños. Así que, figúrense que pasa cuando alguien que piensa de esta manera empieza a pensar que lo del cambio climático, sino es una patraña si que se ha convertido en un circo de los Hermanos Marx.

Puro absurdo.

Estas conferencias, declaraciones y acuerdos que se firman en lugares remotos de la Tierra (remotos para mi. A los que vivan en Kioto, Río o Bali no le parecerá lo mismo), donde acuden gobernantes de todas las naciones que emiten magníficos discursos y firman maravillosas propuestas no son más que ganas de congraciarse con la opinión pública.
¿Realmente ha servido para algo el que nuestro país hubiese firmado el Protocolo de Kyoto hace ya algunos años?¿Ha parado este acuerdo la demoledora realidad de ladrillo, especulación, asfalto y campo de golf que se ha extendido mientras tanto en toda nuestra geografía?¿Para donde estaban mirando nuestras señorías cuando se han ( y se están) talando bosques para construir urbanizaciones sin sentido?¿adónde estaban mirando para no ver los humos que nos invaden?¿son stos los que ahora van a liderar el cambio medioambiental?....



La realidad es que eso del ecodesarrollo, la lucha contra el cambio climático, la protección del medio ambiente... todo esto queda muy bien para los grandes discursos, para los estatutos y constituciones, para esas promesas electorales que se repiten,siempre, cada cuatro años... pero para poco más. Hacer realidad la mínima parte de estas promesas electoralistas supone decir no a muchas cosas. Empezando por ordenar el territorio, por racionalizar la economía, por racionalizar el gasto en transporte, por gestionar debidamente los recursos naturales comunes, por prohibir y detener determinadas actuaciones aberrantes.
La verdad es que es de sentido común que no se debería gastar tanta energía de forma tan alocada como se hace ahora mismo. Me hablan de cambio climático, me meten el miedo en el cuerpo con la subida del nivel del mar, con sequías, gotas frías y huracanas y, a la vez, estos mismos no se dan cuenta que alguien se ha dejado encendidas todas las luces en la costa y en los grandes alamacenes, que cada vez tiene menor peso el transporte colectivo y muchísimos dependemos del vehículo privado para poder ir a trabajar o llevar los niños al colegio.


Veo como aparecen en el horizonte siluetas de aerogeneradores. ¿Debería sentirme contento? ¿o pensar que pronto habrá más energía para malgastar? Una energía es alternativa cuando su propósito lo es. Conseguir energía de una nueva fuente si su objetivo va a seguir siendo el mismo es la misma mierda envuelta en papel de celofán. Vaya, así me lo parece a mi, y perdón por la expresión.

Decía antes que todas estas cosa me producen una cierta esquizofrenia mental y moral. Estoy en gran parte de acuerdo con las medidas que dicen que se van a tomar para frenar el cambio climático, pero no creo en el cambio climático. Y tampoco creo en muchos de sus adalides y defensores porque los considero responsables (por acción o por omisión) del estado calamitoso en que se encuentra el planeta.

De todas formas, ya dije al principio, hoy no ha sido tan mal día. Al fin y al cabo he podido plantar un árbol.