lunes, 30 de octubre de 2006

series de televisión, internet y un amigo del trabajo...

Hace poco un compañero de trabajo me ha pasado un par de discos con la primera temporada de una serie americana que se ha bajado de Internet. Este fin de semana he comenzado a ver este material y me han asaltado una serie de ideas de forma demoledora.

En primer lugar que en esto de hacer series para la televisión, el mundo anglosajón le da sopas con onda a lo que se hace por aquí. Habrá veces que te pueda gustar más o menos lo que hacen pero lo que no se puede negar es que el producto está cuidado hasta en los detalles más nimios: las cabeceras de la serie invitan a verla, los personajes están bien trazados, las situaciones que se plantean logran interesar, los diálogos resultan inteligentes y creíbles, la ambientación suele ser impresionante, la asesoría científica resulta manifiesta y, en definitiva, el trabajo de los guionistas es para levantarse el sombrero y aplaudir ese derroche de imaginación y talento. Curiosamente, imaginación y talento que hace tiempo que faltan en las producciones cinemtográficas. Cabe preguntarse si no se ha producido una fuga de cerebros desde un medio hacia el otro y por qué motivos se haya podido producir.

En segundo lugar pensé que o mi compañero de trabajo es un privilegiado o bien que yo soy un pringao. Que eso de la brecha digital es una verdad como un templo. Haciendo unas sencillas cuentas, resultaba que para poder instalarme una conexión con más o menos la mitad de ancho de banda que mi amigo, a mi me tocaba pagar más o menos el doble de lo que a él le cuesta la suya. Que él, por vivir donde vive resulta que tiene acceso a una serie de ventajas que yo ni siquiera puedo soñar ( a no ser que acceda a pagar el doble por la mitad...). Va a ser que soy un pringao digital.

Por último me pareció que va a haber que replantearse la televisión en el futuro (que para algunos ya es el presente). Que no me parece comprensible como se relegan y maltraten las series de tv en las distintas cadenas (¿alguien sabe donde han acabado los 4400?¿soy yo el único que se ha sentido ninguneado con la programación tan extraña de 24 este final de verano?) y que si quien tiene que buscarles un sitio accesible al televidente no lo hace, quien tenga posibilidad se va a bajar la serie de Internet y acto seguido se la va a poner tan tranquilamente en su reproductor DVD (que quizás hasta tenga Home Cinema incorporado) y va a abandonar, aburridoy nhastiado, la “programación habitual”. Que no es ciencia ficción, que ya mi compañero lo hace tan ricamente y pasa de aguantar horarios escandalosos, interrupciones publicitarias más escandalosas todavía y de hacer zappings interminables para encontrarse con que la mayoría de las cadenas emiten la misma enervante telebasura.


domingo, 22 de octubre de 2006

No sé por qué me dedico a esto. Si lo supiera, probablemente no tendría necesidad de hacerlo. Lo único que puedo decir, y de eso estoy completamente seguro, es que he sentido tal necesidad desde los primeros tiempos de mi adolescencia. Me refiero a escribir, y en especial a la escritura como medio para narrar historias, relatos imaginarios que nunca han sucedido en eso que denominamos mundo real. Sin duda es una extraña manera de pasarse la vida: encerrado en una habitación con la pluma en la mano, hora tras hora, día tras día, año tras año, esforzándose por llenar unas cuartillas de palabras con objeto de dar vida a lo que no existe…, salvo en la propia imaginación. ¿Y por qué se empeñaría alguien en hacer una cosa así? La única respuesta que se me ha ocurrido alguna vez es la siguiente: porque no tiene más remedio, porque no puede hacer otra cosa.

Esa necesidad de hacer, de crear, de inventar es sin duda un impulso humano fundamental. Pero ¿con qué objeto? ¿Qué sentido tiene el arte, y en particular el arte de narrar, en lo que llamamos mundo real? Ninguno que se me ocurra; al menos desde el punto de vista práctico. Un libro nunca ha alimentado el estómago de un niño hambriento. Un libro nunca ha impedido que la bala penetre en el cuerpo de la víctima. Un libro nunca ha evitado que una bomba caiga sobre civiles inocentes en el fragor de una guerra. Hay quien cree que una apreciación entusiasta del arte puede hacernos realmente mejores: más justos, más decentes, más sensibles, más comprensivos. Y quizá sea cierto; en algunos casos, raros y aislados. Pero no olvidemos que Hitler empezó siendo artista. Los tiranos y dictadores leen novelas. Los asesinos leen literatura en la cárcel. ¿Y quién puede decir que no disfrutan de los libros tanto como el que más?


En otras palabras, el arte es inútil, al menos comparado con, digamos, el trabajo de un fontanero, un médico o un maquinista. Pero ¿qué tiene de malo la inutilidad? ¿Acaso la falta de sentido práctico supone que los libros, los cuadros y los cuartetos de cuerda son una pura y simple pérdida de tiempo? Muchos lo creen. Pero yo sostengo que el valor del arte reside en su misma inutilidad; que la creación de una obra de arte es lo que nos distingue de las demás criaturas que pueblan este planeta, y lo que nos define, en lo esencial, como seres humanos. Hacer algo por puro placer, por la gracia de hacerlo. Piénsese en el esfuerzo que supone, en las largas horas de práctica y disciplina que se necesitan para ser un consumado pianista o bailarín. Todo ese trabajo y sufrimiento, los sacrificios realizados para lograr algo que es total y absolutamente… inútil.


La narrativa, sin embargo, se halla en una esfera un tanto diferente de las demás artes. Su medio es el lenguaje, y el lenguaje es algo que compartimos con los demás, común a todos nosotros. En cuanto aprendemos a hablar, empezamos a sentir avidez por los relatos. Los que seamos capaces de rememorar nuestra infancia recordaremos el ansia con que saboreábamos el cuento que nos contaban en la cama, el momento en que nuestro padre, o nuestra madre, se sentaba en la penumbra junto a nosotros con un libro y nos leía un cuento de hadas. Los que somos padres no tendremos dificultad en evocar la embelesada atención en los ojos de nuestros hijos cuando les leíamos un cuento. ¿A qué se debe ese ferviente deseo de escuchar? Los cuentos de hadas suelen ser crueles y violentos, describen decapitaciones, canibalismo, transformaciones grotescas y encantamientos maléficos. Cualquiera pensaría que esos elementos llenarían de espanto a un crío; pero lo que el niño experimenta a través de esos cuentos es precisamente un encuentro fortuito con sus propios miedos y angustias interiores, en un entorno en el que está perfectamente a salvo y protegido. Tal es la magia de los relatos: pueden transportarnos a las profundidades del infierno, pero en realidad son inofensivos.


Nos hacemos mayores, pero no cambiamos. Nos volvemos más refinados, pero en el fondo seguimos siendo como cuando éramos pequeños, criaturas que esperan ansiosamente que les cuenten otra historia, y la siguiente, y otra más. Durante años, en todos los países del mundo occidental, se han publicado numerosos artículos que lamentan el hecho de que se leen cada vez menos libros, de que hemos entrado en lo que algunos llaman la “era posliteraria”. Puede que sea cierto, pero de todos modos no ha disminuido por eso la universal avidez por el relato. Al fin y al cabo, la novela no es el único venero de historias. El cine, la televisión y hasta los tebeos producen obras de ficción en cantidades industriales, y el público continúa tragándoselas con gran pasión. Ello se debe a la necesidad de historias que tiene el ser humano. Las necesita casi tanto como el comer, y sea cual sea la forma en que se presenten –en la página impresa o en la pantalla de televisión–, resultaría imposible imaginar la vida sin ellas.


De todos modos, en lo que respecta al estado de la novela, al futuro de la novela, me siento bastante optimista. Hablar de cantidad no sirve de nada cuando nos referimos a los libros; porque no hay más que un lector, sólo un lector en todas y cada una de las veces. Lo que explica el particular influjo de la novela, y por qué, en mi opinión, nunca desaparecerá como forma literaria. La novela es una colaboración a partes iguales entre el escritor y el lector, y constituye el único lugar del mundo donde dos extraños pueden encontrarse en condiciones de absoluta intimidad. Me he pasado la vida entablando conversación con gente que nunca he visto, con personas que jamás conoceré, y así espero seguir hasta el día en que exhale mi último aliento.


Nunca he querido trabajar en otra cosa.


miércoles, 18 de octubre de 2006

Hay días que es que...vaya...

Hay días en que parece que los Hados se burlan de uno. O de una. Más o menos es lo que me vino a decir mi señora cuando llegó a casa después del trabajo, a eso de las tres y media pasadas después de haberse levantado antes de las siete para poder llegar a tiempo al trabajo. No es que esté muy lejos, lo que pasa es que hay ya mucha gente que vivimos a diez kilómetros del trabajo y lo que antes era una desierta y bucólica carretera comarcal que se hacía en quince minutos escasos, ahora se convierte, en horas punta, en una auténtica trampa para conductores. Al final ha decidido llegar media hora antes a trabajar que media hora después.
En fin, que después de llegar a las y pico a comer, empieza a contarme las penalidades del quehacer cotidiano y comienza a relatar algo referido a unos albañiles que le habían dicho algo por la calle.
En ese momento agucé el oído.
Que sí, que hacía tiempo que no le decía nadie nada por la calle y que hoy mismo al ir a desayunar y pasar por delante de una obra (una de tantas, en cualquier calle hay dos o tres) un operario de la construcción que estaba en un andamio le dice a voces a otro que está abajo en la calle que en qué está pensando y que le pase ya la mezcla para los ladrillos, que si está hoy dormido y eso. Y el otro le replica con gestos y a voz en grito:

-Qué todavía está de muy buen ver.

Se supone que no era ni la arena, ni la mezcla ni la termoarcilla las que estaban de buen ver.
Por lo visto, repitio la ingeniosa frase un par de veces más, para ver si mi señora se giraba, que no lo hizo. Y menos mal, porque no sé yo qué reacción hubiera tenido.
Porque lo peor del caso no es, claro, que un albañil te diga algo por la calle y te quedes cortada, no, lo peor es (ya se habrán dado cuenta) ese envenenado y traidor todavía .
¿Cómo tomarse la frasecita de marras?
En fin. Además de todo esto, mi mujer acaba de coger un constipado de esos que te cogen cariño y no te sueltan hasta pasado Mayo. Además, después de contarme todo esto, mientras engullía, le dio tiempo para tomarse el postre y lavarse los dientes y es entonces cuando el primogénito de la familia, oportuno como él solo, empieza a gritarme:

-Papá ¿mamá ha venido?

Eso, después de haber estado los cuatro juntos, más de media hora, en la misma habitación. Pero claro, una estaba comiendo y relatando y el otro estaba a lo suyo, hipnotizado con la tele (Kiterechu, Mirmo y los Héroes al Rescate) sin enterarse de nada.
Ay, señor, si es que hay días que más vale...

domingo, 15 de octubre de 2006

Una de enlaces...

Una de enlaces, para no perder la costumbre:

La Vivienda y el miedo, artículo de J. Ramoneda que publica en El País.
¿Se empezará ya a pensar en serio que este camino no es el correcto, que no se puede especular MÁS con el suelo y la vivienda, que no se puede construir en cualquier lado y de cualquier manera por mucho dinero que se tenga, que los Ayuntamientos no pueden vivir eternamente de las Licencias de Construcción, que el país no puede vivir sólo del sector de la Construcción, la especulación y las hipotecas bancarias, que la gente no va a poder afrontar sus préstamos de aquí a unos años en cuanto cambie la marea, que hay toda una generación empeñada hasta los ojos y que no verá luz a su túnel hasta pasados veinticinco, treinta o cuarenta años...? Por cierto, que soy de los que piensa que lo de Marbella no es único, basta mirar a cualquier Municipio y veremos cosas parecidas...

Física en la Ciencia-Ficción, un magnífico ( y denso) blog para ver si es verdad que Spiderman puede trepar por las paredes, si son posibles las arañas gigantes, los increíbles hombres menguantes o la visión por Rayos-X. Un enlace imprescindible para los amantes de la sci-fi.

Guía Ubuntu, por si te quieres pasar la lado libre del sofware y abandonas el reverso tenebroso de la fuerza. Estupenda guía para adentrarse en los misterios de Linux, Ubuntu, Debian, Gnome, OpenOffice y otros nombres que suenan un tanto a chino...

...y por si por casualidad te interesan ( o es que estás en ellas) la docencia y la Geología:
SOS Geología, más vale que lo leas pronto y firmes el Manifiesto. ...

...otro día más si eso
saludos

sábado, 7 de octubre de 2006

¿Qué hara ahí Dennis Hopper? (El anillo E)

Pues eso me preguntaba yo anoche cuando estaba viendo la nueva serie de la Sexta. Parece que la serie se suma a otras como el Ala Oeste, Señora Presidenta, o incluso 24, en las que nos quieren hacer ver cómo son los entresijos del Poder (y el Poder Máximo, que estamos hablando de los USA), quien y de qué manera mueve determinados hilos para que el mundo sea como es o, visto de otra forma, de cómo ser hipócrita cuando estás en el poder y seguir sonriendo como si nada. No sé si se trata de algo premeditado, en el sentido de intentar hacer campaña pro-americana dentro y fuera de las fronteras del país. No sé si se trata de que comprendamos decisiones incomprensibles a base de cierta popularidad mediática. No sé.

El caso es que el Anillo E peca de un maniqueísmo tan evidente que me hace recordar la Era Reagan, cuando Rambo era bueno, un héroe que no ganó la guerra de Vietnam (él solo, claro)porque no le dejaron los políticos (por cierto, que hace poco repusieron cuando se fue a Afganistán, a colaborar con los luchadores por la libertad que eran por aquel entonces los talibanes. Cómo cambian las cosas...). En este primer doble capítulo se soltaron unas cuantas perlas y cargas de profundidad entre reunión y reunión del comité que aprueba las acciones de los comandos americanos en cualquier parte del mundo. Cosas como (recito de memoria, así que no será, para nada, literal):

Boinas Verdes!¡Mi película favorita!
-Cuando nos fuimos de Vietnam dejamos muchos amigos abandonados y ahora están muertos.
-Ahora sí va a haber armas de destrucción masiva en Irak (refiríendose a cierto físico musulmán, amigo íntimo de Bin Laden, que va a pasarles la tecnología nuclear a grupos insurgentes irakíes).
*Homenaje de nuevo a Boinas Verdes, cuando se aplica el Método Fulton para llevarse a un prisionero (¿qué no conoces el Método Fulton? ¿no has visto el final de B.V.? ¿el globo, el prisionero, el avión...?)
*Alegre sabotaje sobre un barco de Green Peace (un barco lleno de hippies) que bloqueaba la salida de un portaviones americano. Por cierto, que el asunto se toma a chanza y aparece un representante del gobierno francés que no queda precisamente bien.

En fin, en mi modesta opinión, una serie más bien reaccionaria, excesivamente pro-yanqui, y que lo único que le falta es que aparezca el fantasma de John Wayne vestido de comando, o bien un Sylvester Stalollone a lo Rambo paseando por esos largos pasillos del Pentágono en busca de una misión de las suyas.

Lo que no comprendo es que hace un señor como Dennis Hopper en este sinsentido. Un actor reconocido, una leyenda que ha trabajado con James Dean, David Lynch o Francis F.Coppola, que ha intervenido en películas como Jhonny Guitar, Al Este del Edén, Easy Rider, Terciopelo Azul, Appocalypse Now, Rumble fish ....se deje meter en este embrollo para interpretar a un coronel que nos resulta más o menos simpático porque le gusta la música rock, que es continuamente puenteado por su subordinado (un Mayor de las Fuerzas Especiales recién llegado al mítico Pentágono) y por lo que su papel en toda esta historia no se entiende muy bien.
Aparte de sevir de gancho como vieja gloria en una serie de TV, poco más aporta su presencia. Y , la verdad, tampoco creo que su pase por la serie sea un gran dato para añadir a su carrera artística.
¿Trabajo alimenticio? No sé.
En todo caso, una decepción.

miércoles, 4 de octubre de 2006

Revisitando los clásicos:Jethro Tull

Lo que son las cosas. Un conjunto de sucesos confluyen en acontecimientos predestinados a ocurrir. O visto desde una óptica científica, dados ciertos valores para ciertos parámetros el sistema responderá con un suceso predecible.
En esta ocasión los valores iniciales han sido, en primer lugar, el hallazgo casual de una pequeña mina de música en mp.3 entre cuyas vetas he extraído unos cuantos volúmenes de artistas de otras épocas. Entre ellos mi otrora admirado Jethro Tull, comandado por el inigualable Ian Anderson. Es incréble la de música que ahora cabe en un CD normalito si está comprimida en MP3. Alrededor de 10,11 LP's de los de antes, de los de vinilo que había que guardar en urnas de cristal para que no cogieran polvo, que luego la aguja lo detectaba de inmediato. Qué tiempos.
Revisitar conjuntos cuya cima se encuentra a unos veinte o treinta años de distancia puede resultar una experiencia frustante y desalentadora y es por ello conveniente realizar esta operación con cierto grado de alejamiento emocional ( más de uno se ruborizaría con algunas viejas canciones si las escuchara atentamente hoy). Sin embargo, con esta gente, los Jethro Tull, el resultado ha sido positivo, muy positivo. Encontrar que todavía su música dice cosas, es capaz de sugerir y conmover, es capaz de atraparnos en las mil revueltas de las melodías de la famosa flauta travesera del buen Ian, supone una experiencia renovadora y vivificante. Volver a escuchar unas canciones que no sólo no han envejecido sino que siguen bien vivitas para quien quiera escucharlas, me lleva a creer en que merece la pena hacer buenas cosas, obras con talento e imaginación, que puedan perdurar y que puedan ser oídas por otras generaciones con la misma frescura y sorpresa. Y también, todo hay que decirlo, supone un punto de satisfacción para el propio ego, que de vez en cuando no viene mal.
Eso por un lado. Por otro lado, tenemos que en otro blog de por aquí cerquita, una bloguera amante de los pájaros ha resuelto con soltura cierto meme musical que le habían pasado anteriormente y no se le ha ocurrido otra cosa que pasarselo a un servidor. Y yo, que me convence cualquiera, acepté el pase del testigo. Otra cosa es para cuando, que a mi las prisas, como que no. Así que la cosa quedó aparcada hasta una ocasión propicia.Hasta que encontré la vieja mina abandonada del escocés, el ilustre señor Anderson (por cierto, el escocés ha tocado con su banda : flauta, guitarras acústicas y eléctricas, bajo, saxofón, órgano Hammond, batería, teclados, trombón, gaita escocesa, gran variedad de silbatos (flautines) y violín. Todo un portento. Además ha sido propietario de varias granjas de salmones. Una biografía sin desperdicio la de este hombre...)
Aquí es donde las coordenadas cartesianas de los dos ejes confluyen. Para quien quiera saber las bases del meme que pulse aquí, porque me voy a limitar a responder a las preguntas con los títulos de canciones y EP de la banda.

Tirémonos a las piscina.

A la de una, a la de dos, a la de tres...

1- Eres Hombre o Mujer?: Only Solitaire
2- Descríbete: Thick as a brick
3- Qué sienten las personas cerca de ti? Teacher
4- Como te sientes? Too Old to Rock 'N' Roll, Too Young to Die
5- Como describirías tu anterior relación sentimental? Living in the Past
6- Describe tu actual relación: Love Story's
7- Donde quisieras estar ahora? Walk Into Light
8- Como eres respecto al amor Fire At Midnight
9- Como es tu vida? Nothing Is Easy
10- Que pedirías si tuvieras solo un deseo? Singing All Day's
11- Escribe una cita o una frase famosa: Life is a Long Song
12- Ahora despídete: Back To The Family


P.D. Para cuando regrese de su retiro, me gustaría que Redivivo le echara pulso a este meme. No hay prisa.

martes, 3 de octubre de 2006

Releyendo:Los Pitufos

Intentando volver a cierto ritmo de publicación después de un laaargo verano y un mes de septiembre agitado, traigo aquí una de mis últimas lecturas o relecturas, Los Pitufos, de Peyo, que ha empezado a editar quincenalmente Planeta de Agostini (como muy bien comentan en Trazos en el Bloc , de donde me he bajado la imagen, por cierto, y espero que no les importe).
Hasta el momento creo que van por el número tres:

el primero de Oferta (Los Pitufos Negros),

y el dos (La Flauta de los Pitufos) y el tres (El Rey Pitufo) juntos por el precio de uno (7,95€).

Los demás (el próximo, La Pitufina) mantendrán el precio de 7,95 por volumen. La edición es en tamaño álbum y con tapa dura, así que me parece que por precio, edición y contenidos resulta más que recomendable hacerse con las aventuras de estos diminutos seres azules.

Para el que sólo conozca la versión de dibujos animados que han puesto en la tele de vez en cuando, advertirle que se va a encontrar con una obra diferente, ni tan infantil ni tan simplona, ni tan sencilla de entender si no se conocen medianamente las reglas básicas del idioma pitufo.

Tampoco se vaya a esperar, desde luego, humor corrosivo, ácido, cínico y duro (como tampoco sal gorda). Humor ingenioso y blanco, situaciones sorprendentes y divertidas, apartado gráfico más que notable. Una magnífica obra que puedes dejarle a tu hijo con tranquilidad y que después que él acabe te lo lees tú (si no lo hiciste en su momento, como a mi me ha ocurrido, al menos parcialmente).
La sonrisa está asegurada. Palabra.