Pues quería yo hablar un poco de todo, cosas que me venían rondando por la cabeza y que no he tenido ocasión de pasar al papel (digital, se entiende, cada día me cuesta más escribir en un papel y veo más natural abrir un fichero de texto... ).
Vamos a empezar por....
Vamos a empezar por....
El Portátil
Primero de todo, que me han prestao un portatil (una larga historia) y lo estoy probando en casa. Sorprende, desde luego, que en una cosita tan pequeña puedan caber tantas cosas, que en algo un poco mayor que un cuaderno pueda meterse toda la torre de mi ordenador, con su pantalla y su grabadora de DVD. ¡Cuanto ha evolucionado la tecnología en tan poquito tiempo, Señor!
Luego te das cuenta que todo tiene un precio: el ratón, han licenciado al ratón y lo han sustituido por un rectangulito negro por donde hay que deslizar el dedo (yo, al menos, lo pongo con mucho susto) y con unos botoncitos a los lados que no tienen , ni de lejos, el encanto del click derecho y el click izquierdo. Además, no hay ruedecita (scroll) por ningún lado. Años que me ha costado desarrollar una rara habilidad en dedos y muñeca de la mano derecha se ven condenados a la inutilidad.
Es que,en serio, me resulta complicado habituarme a estos mandos. La pantalla táctil esa, con ese tacto suyo tan característico, no la acabo de comprender del todo.
Los golpecitos que hay que dar para seleccionar y/o aceptar, me resultan completamente obstusos. El resultado es que cuando quiero que me funcione eso tan elegante de arrastrar, no hay manera, y que cuando menos me lo espero, se me seleccionan textos, carpetas , archivos y entonces no sé si será mejor retirar el dedo, o dejarlo pulsado y llamar aterrado a mi mujer o a uno de mis retoños para que le den al botón de apagado mientras yo sigo manteniendo el dedo en la pantallita.
Es como eso que seguramente han visto en las películas americanas del marine que pisa la mina y tiene que esperar que venga otro pringao para que ponga, con mucho cuidado, una piedra que siempre hay por allí cerca, del mismo peso que el pie y casi el mismo número que la bota del marine ese, encima de la mina a la misma vez que el otro retira el pie (y la bota) y cuando acaban salen los dos zumbando, se tiran en plancha a unos matojos y entones explota la condenada mina.
Pues eso, que cuando se me ponen todas las cosas de la pantalla del ordenador así como en recuadros azules, a mi me recorre el mismo sudor frío que al pobre tipo ese y hago más o menos lo mismo (me falta lo de salir corriendo y refugiarme detrás del sofá, aunque pensándolo bien resultaría un poco exagerado...pero ganas no me faltan, palabra).
Pero, vaya, tiene sus puntos buenos esto del portátil.
Cuando una compañera me dijo que se iba a comprar un ordenador pero que lo quería portátil porque era para llevárselo con ella a la mesa camilla, al lado del brasero yo, la verdad, lo que pensé así al pronto no fue nada especialmente elogioso sobre mi colega.
Como en tantas otras cosas de la vida, con el tiempo me doy cuenta de mi equivocación y debo reconocer la clarividencia de esta mujer. Lo mejor del portátil es llevártelo a la salita, sentarte en el sillón, al lado de la mesa camilla,encender el brasero, echarse la ropa estufa por lo alto de las piernas, que ya estarán encima de una silla, acomodar el cacharro en tu regazo, encenderlo y empezar a teclear. Eso, de verdad, es una maravilla. Como justamente estoy ahora mismo.
Sólo me falta que este año llegue a mi pueblo una buena conexión de ADSL a precios razonables y entonces sería casi feliz.
Y ya del todo feliz si, por fin, para el año que viene, alguien se replanteara si es lógico y justo hacerme pagar a una entidad, privada, de gestión de derechos de autor por mi memoria flash, los Cd-ROM que gasto, por mi impresora, mi escáner o el disco duro de mi ordenador. O hacérselo pagar a mi empresa (que que yo sepa no se dedica a hacer copias de obras protegidas por derechos de autor) por sus CDs, impresoras, discos duros, escáneres o grabadoras DVD.
Cuando una compañera me dijo que se iba a comprar un ordenador pero que lo quería portátil porque era para llevárselo con ella a la mesa camilla, al lado del brasero yo, la verdad, lo que pensé así al pronto no fue nada especialmente elogioso sobre mi colega.
Como en tantas otras cosas de la vida, con el tiempo me doy cuenta de mi equivocación y debo reconocer la clarividencia de esta mujer. Lo mejor del portátil es llevártelo a la salita, sentarte en el sillón, al lado de la mesa camilla,encender el brasero, echarse la ropa estufa por lo alto de las piernas, que ya estarán encima de una silla, acomodar el cacharro en tu regazo, encenderlo y empezar a teclear. Eso, de verdad, es una maravilla. Como justamente estoy ahora mismo.
Sólo me falta que este año llegue a mi pueblo una buena conexión de ADSL a precios razonables y entonces sería casi feliz.
Y ya del todo feliz si, por fin, para el año que viene, alguien se replanteara si es lógico y justo hacerme pagar a una entidad, privada, de gestión de derechos de autor por mi memoria flash, los Cd-ROM que gasto, por mi impresora, mi escáner o el disco duro de mi ordenador. O hacérselo pagar a mi empresa (que que yo sepa no se dedica a hacer copias de obras protegidas por derechos de autor) por sus CDs, impresoras, discos duros, escáneres o grabadoras DVD.
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