sábado, 8 de abril de 2006

Carreteras, cruces y flores...

Por las cosas de la vida resulta que va para dos años que, por motivos de trabajo, me toca hacerme unos 150 Km de carretera cinco días a la semana, todas las semanas. Me meto en el coche unas veces de noche, otras a la hora de comer, en ocasiones llueve, puede haber niebla o puede que haga sol. Cada vez una nueva experiencia. En esos casi dos años, que no es tanto, me he podido aprender cada requiebro del camino, cada momento para ir deprisa y cada tramo en los que más vale esperar. Me he dado cuenta que el tiempo total del trayecto parece no depender de la velocidad del viaje y que, haga lo que haga, cada viaje (de ida o de vuelta) se hace en alrededor de 55 o 60 minutos. No puedo acortar más ese tiempo, o si es posible, el riesgo es demasiado elevado para la escasa ganancia de uno o dos minutos de adelanto.

Un amigo dice que correr más lo único que te supone es llegar antes al próximo atasco, donde te volverán a alcanzar los coches que has adelantado imprudentemente.
Me he dado cuenta que de mi trabajo no depende la vida de nadie y que, por mi importante que sea lo que tenga que decir, me puedo permitir el lujo de llegar cinco o diez minutos tarde en ocasiones si es que me he despertado tarde o me he encontrado una fila de camiones.

Como decía, me ha dado tiempo de aprenderme las curvas, las rectas, las subidas las bajadas y los puentes .

También me ha dado por contar las flores y las cruces que han ido surgiendo en los márgenes de la carretera. Hay ocho de estas trágicas señales en un trayecto de menos de 75 Km. O sea, a menos de una cruz por cada diez kilómetros. De una de ellas conozco el origen, ya que me crucé con el accidente a primeras horas del la mañana. Y hay sitios que,aunque no están marcados, recuerdo que en esta recta vi a cuatro coches en colisión en cadena, que en otra vi el coche aparcado en el arcén con el morro destrozado y los airbags afuera, que en aquella curva me tocó echarme a un lado porque un loco iba adelantando a un camión y me lo encontré de frente, un día de octubre que todavía no había amanecido, que he visto adelantamientos que me han puesto los pelos de punta y he maldecido mil veces mil al imbécil que se ha jugado su vida y la de los demás por intentar llegar antes al trabajo...

En fin, que cuidado con el coche y que la prudencia nunca es poca...

Y que me voy de vacaciones el lunes, así que no podré decir muchas cosas hasta que vuelva y que deseo que a la vuelta me encuentre a todos por aquí.

2 comentarios:

Redivivo dijo...

Yo me hago todos los dias 70 km de viaje entre ida y vuelta para ir al trabajo.
Los 70 km son por autopista, la famosa "Y" de asturias, entre oviedo, la ciudad en la que vivo, y Avilés, la ciudad en la que trabajo.
Y no es raro el dia que no nos pegamos algún que otro susto en forma de frenazo, imprudente que sale para adelantar sin previo aviso, etc, etc.
Y tambien he visto unos cuantos accidentes que me han puesto los pelos de punta y los nervios a flor de piel, con lo que la opción que, tanto yo como el resto de compañeros que compartimos trayecto turnándonos semanalmente al volante, hemos adoptado es la de poner el "piloto automático" en los 110-120 km en todo el recorrido.
Y es que, de verdad, no merece la pena, os lo aseguro.

Juan Antonio del Pino dijo...

No merece nada,nada,nada la pena. Es que además la posible ganancia en tiempo es mínima a partir de cierto número de kilómetros. Y el riesgo sube exponencialmente.
saludos