Hay una Ley no escrita, (pero que estadísticamente se cumple a rajatabla, al menos en mi hogar), que dice que un tierno infante, (o los dos), presenta la tendencia irresistible de levantarse temprano (o MUY TEMPRANO) las mañanas de fiesta.
Y el corolario de esta Ley dice que lo peor no es que él o ella o los dos se levanten (si quieren madrugar es cosa suya), o que vayan al servicio y hagan algo de ruido (bueno, vale, es normal), lo peor suele ser su insana costumbre de dirigirse al dormitorio donde descansan sus progenitores, despertarlos y obligarles bajo coacciones innombrables a que acudan a la cocina y les preparen su Cola Cao.
Entre semana y los días laborables, paradójicamente, es justo al contrario: hay que ir a su habitación, arrancarlos de la cama para vestirlos, que desayunen y llevarlos al cole.
La Naturaleza Humana, qué gran misterio.
P.D. Aprovecho para recomendar una visita al blog de Azulica que acabo de descubrir ahora mismo buscando imágenes para ilustrar este madrugador post.
4 comentarios:
Si tiene que haber servidumbres en la vida, Juan P... ¡Que sean esas!
Sí, lo que pasa es que no veas como te sienta levantarte un domingo a las siete y media de la mañana a preparar unos cola-caos... y que el ritmo frnético ya no para hasta las diez de la noche o así.
Ya verás como te sienta que te levantes un domingo a la misma hora y compruebes que aun no han llegado a casa...añorarás los cola caos, te lo aseguro.
saludos
Ahí me has pillao...aún no había pensado en ese tema.
....
este domingo creo que prepararé el cola-cao con otro talante;)
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