jueves, 8 de diciembre de 2005

Blackmark

El otro ejemplo que se me ha venido a la mente en estos días es una serie que pasó bastante desapercibida en su época. No era una serie de supers en traje de mallas. De hecho se publicó en Relatos Salvajes, que seguía su propia línea de cómics, más centrada en Conan y temática Espada-brujería. Ahora se publica de nuevo, ya lo he pedido a los Reyes Magos y espero ansioso a que el cartero me avise que hay un paquete en Correos esperando que vaya por él (porque esas cosas, lógicamente, no llegan nunca al quiosco).

La serie la dibujaba,en pleno estado de gracia, nada más y nada menos que Gil Kane, en 1971, . Ya hace años, sí. Yo sólo he podido, hasta ahora, ver uno de los capítulos, gracias a un cómic de mi primo que acabé quedándomelo y que guardo como oro en paño.
La serie, novela gráfica o como quiera adejetivarse, combina Ciencia-Ficción, predestinación, imágenes apocalípticas, diseños para guerreros, armaduras, caballos, naves totalmente nuevos y revolucionarios (bueno, viéndolos ahora, creo que la influencia de Kirby es innegable en algunas cosillas), personajes bien caracterizados, escenas con cierta crudeza ... y sobre todo, una narración fascinante. Existe una completa simbiosis entre texto y dibujo, de manera que es imposible seguir la historia sólo con uno de esos elementos. Los dibujos de Kane son, verdaderamente, de lo mejor que he visto nunca. Un trazo preciso, suave, armónico, limpio, exacto. Formas dinámicas, expresiones certeras, el encadenamiento de las imágenes perfectamente engrasado y fluido... Un verdadero alarde visual, un deleite para los ojos...
Y, por cierto, resulta que aquí no hay viñetas.
Y sí que hay mucho texto.
Y es en Blanco y Negro.
Y, repito, que no hay viñetas como en otros cómics y que sin embargo, lo novedoso de la historia (después, desgraciadamente muchos de sus conceptos han sido repetidos hasta la saciedad y en manos más torpes...), el magnífico engranaje entre texto e imagen, los maravillosos diseños, los dibujos tan certeros, la narración gráfica tan brillante, hace que esta obra sea uno de los mejores cómics que he leído y recordado nunca.
Y eso que me baso sólo en unas pocas páginas, las únicas a las que tuve acceso.
Repito, espero ansioso el mensaje de Correos para comprobar si me engaña la nostalgia o verdaderamente hace muchos años encontré una rara piedra preciosa que ahora voy a gozar en toda su extensión...
Si alguien quiere saber más, sobre Blackmark ha escrito,mucho y mejor que este que aquí firma, Rafael Marin y sus Umbrales.

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