jueves, 28 de diciembre de 2006

Historias de cómics....


En esto de los cómics hay una serie de temas recurrentes que son un poco como los antiguos Ojos del Guadiana, que afloran, discurren, se meten dentro de la tierra y, al cabo del rato, vuelven a surgir como si nada.
Uno de estos temas lo ha apuntado Rafa Marín en su Crisei: el precio de los tebeos. Un tema y un artículo con múltiples derivaciones y con muchas ideas y sugerencias.
Una de las conclusiones que he sacado después de leerlo es que los viejos tiempos de los tebeos baratos en los kioscos parece haber desaparecido. Es cierto que hay intentos de recuperar ese magnífico punto de venta en la calle, pero también lo es que cuando uno quiere algo que se sale de las colecciones habituales debe recurrir a la tienda especializada de su ciudad o pedirlo en las librerías especializadas que trabajan en Internet.

Porque a pesar de las múltiples convenciones, ferias y festivales dedicadas al cómic, a pesar que a esto de hacer historietas se le ha dado en denominar el Noveno Arte, a pesar de sesudos estudios publicados sobre personajes y editoriales de este mundo... a pesar de todo eso, es muy difícil encontrar las obras clásicas que han marcado a este género en una Librería “convencional” medianamente dotada.
Si acaso los Asterix o los Mortadelos en la sección de libros infantiles y juveniles.

Preguntar por Watchmen, Flash Gordon, Mort Cinder, La Casa Dorada de Samarcanda, la Doom Patrol, Corto Maltés en Siberia o Paracuellos me parece que tendrá como resultado el asombro y pasmo del librero ante unos títulos de los que jamás habrá escuchado ni nombrado. Pruebe entonces el deventurado lector por Moore, Raymond, Oesterheld, Pratt, Breccia, Morrison, Foster, Miller, Kirby o Gibbons y obtendrá una cara de asombro aún mayor, y se verá observado como un extraño animal en vías de extinción. O como un desequilibrado de la peor especie, si no algo peor....

Curioso: perdimos el kiosco pero no ganamos la Librería.

En el fondo, quizás, esto de los cómics es sólo para frikis nostálgicos, personas que se disfrazan de Batman o Spiderman en carnavales y que no hay que tomar demasiado en serio. Total, lo que hacen es leer tebeos...a su edad.

Porque eso es otra.

No conozco si existen estudios de mercado sobre ese hipotético destinatario del tebeo pero me temo, por lo que leo en Internet y lo que veo en las Aulas, que el lector de comics de hoy resulta ser, en la mayoría de los casos, varón, de más de treinta (y cuarenta años), con cierto nivel de estudios y cierto nivel económico. No sé si existen esos estudios de mercado pero lo cierto es que una parte importante de lo que se edita parece destinado a ese hipotético lector treintañero largo o cuarentón que quiere recuperar unas lecturas algo olvidadas o a las que no pudo acceder en su día. Y que, aún a pesar de los precios a veces sin sentido, dispone de los medios económicos para acceder a unas obras que salen por un pico. Por medio, lo malo, es que nos podemos dejar una generación que va a crecer sin conocer este medio, sin saber valorarlo y disfrutarlo. Y eso es una lástima.

Me parece a mi, vaya.

No hay comentarios: