jueves, 26 de julio de 2007

El Apocalipsis nuestro de cada día


Hace tiempo leí una de esas historias de complemento que venían en los antiguos cómics de Vértice. Más que probablemente se trataría de uno de tantos magníficos guiones que se pergeñaron en la mítica EC, aunque entonces no se estilaba indicar el nombre de guiones, dibujantes ni compañías editoriales.

En aquella historia un científico, abrumado por la amenaza nuclear de los años 50/60 (la Guerra Fría en todo su esplendor), decide que lo mejor que puede hacer es largarse del tiempo que le ha tocado vivir.
Y así, armado con esta firme decisión y un par de alicates, unas válvulas de vacío, un par de bombillas y un trozo de cinta aislante, se monta en el sótano de su casa una preciosa máquina del tiempo, de tamaño individual. No había fronteras para la imaginación en aquel tiempo ( y sobraba también santa ingenuidad, a qué negarlo). Bueno, pues el buen hombre va saltando de época en época, buscando el anhelado descanso y la paz definitiva. Lo malo es que a la primera de cambio se mete de sopetón en la Primera Guerra Mundial y sale por patas. Vuelve a sumergirse en el Tiempo y resulta que se va justo a lo más álgido de la Revolución Francesa, lo confunden con un aristócrata y vuelve a salir por piernas. Se zambulle en la bucólica Edad Media y de nuevo vuelve a salir escopetado porque ha tenido que caer justo en los peores años de la Peste Negra... y así sucesivamente. Al final acaba comprendiendo que cada época tiene sus retos, sus miedos, sus desastres y sus hecatombes particulares, y que lo único que puede hacer es enfrentarse a su propio momento histórico y dejarse de bricolajes espacio-temporales.


Parece que llevamos impreso en los genes el milenarismo más sombrío y, cada cierto tiempo, renacen las incertidumbres y las profecías apocalípticas.


Desde los años cincuenta hasta los ochenta, el miedo se llamaba Guerra Nuclear. Como en toda buena profecía apocalíptica que se precie, debe existir una esperanza de salvación. Si en otros tiempos estaba claro que tocaba la segunda venida de Jesucristo y el Juicio Final, en los 80 fueron los extraterrestres. También ellos habían marcado a sus elegidos para llevárselos una vez comenzara el Armagedón Atómico.

Aunque lo mismo no, y resultaba que los pacíficos alienígenas se convertían en una temible Invasión Extraterrestre. Ya lo vaticinó H.G. Wells y lo emitió por radio Orson Wells mucho antes.

Pero no, tranquilos, que acabó la Guerra Fría y no nos pasó nada. Ni Invierno Nuclear ni Amenazas del Espacio Exterior.

También superamos el límite del abismo del mítico 1984.

Desde mediados de siglo se pensaba que el año 2000 supondría un cambio radical en el mundo. Esa era la frontera del Futuro. Aparte del cambio de pesetas a euros, la verdad es que poco más ha cambiado nuestra vida cotidiana desde entonces. Ni siquiera el “efecto 2000 ” afectó al funcionamiento de los ordenadores como se había supuesto.
La verdad es que llegamos al 2001 ya con una cierta nota de esceptismo que ni Stanley Kubrick podía salvar.
Seguimos estando aquí.

Poco a poco, se han ido cumpliendo los plazos que nos marcaban, o decían que nos marcaban, las profecías de Nostradamus, los secretos mejor guardados de las Cartas de la Virgen de Fátima y cualquier otra leyenda más o menos manipulada.
Y el Fin del Mundo, nada, que no acaba de llegar.

Pero la imaginación humana no conoce límites cuando se trata de profecías milenaristas.

Ahora, lo que está de moda es el calendario maya , la llegada del Quinto Sol y, logicamente, el Apocalipsis que se han fijado para el año 2012. Concretamente, para el sábado 23 de diciembre del 2012. Nos quedan, según eso, cuatro años y medio para seguir pagando las hipotecas de la casa y el préstamo del coche. En ese año (bueno, ya un poco antes parece que nos iremos enterando), el Sol emitirá una llamarada que si no nos fríe a todos sí lo que hará será ponerlo todo patas arriba, de manera que no quedará títere con cabeza. Si no, lo mismo se produce una inversión del eje terrestre, así, de buenas a primeras.
Si todavía queda algo en pie, pues nada, para eso tenemos al fantástico planeta Hercólubus (también llamado Ajenjo, Planeta X,
Décimo Planeta, Planeta Nibiru...muchos nombres para un planeta que ni los astrónomos conocen) el planeta viajero del Sistema Solar que cada 35.000 años viene a hacernos una visita y ya toca. Y si el Sol sigue más o menos como siempre, si el eje de rotación terrestre sigue más o menos por el mismo sitio, si Hercólubus tiene otra cita y si todo esto falla, no importa:

Ya hay profetas del Desastre Universal más moderados que han estudiado las investigaciones oscuras del mismísimo Isaac Newton y aseguran que el Fin del Mundo nos espera, seguro, segurísimo, sin duda ninguna, allá por el 2060.


Para entonces creo que sí que habré terminado de pagar la hipoteca de la casa, si no yo, espero que alguno de mis hijos. No me gustaría dejar cuentas pendientes.



lunes, 23 de julio de 2007

el consumo, la tele y ... el coche

El otro puntal de esta sociedad en que nos ha tocado vivir, después del consumo y la televisión, es el coche. Juntos forman la indisociable Santísima Trinidad de nuestro mundo. Cogemos el coche para ir a la santa ceremonia consumista semanal, donde compraremos los productos que durante siete días hemos visto a todas horas en el televisor. El televisor mismo, el coche mismo, son objetos de consumo.

El automóvil se nos ha convertido en nuestro segundo hogar. De hecho, es más fácil tener antes un coche que una casa. Nunca hemos calculado (al menos yo) cuánto tiempo pasamos en este habitáculo que no sabemos si dominamos o nos domina él a nosotros. A veces, por el comportamiento que veo en otros (siempre son los otros nunca uno mismo) conductores pienso que es más lo segundo que lo primero. Férreo y total individualismo que deviene en actitudes egoístas, cuando no maleducadas, groseras, irrespetuosas y antisolidarias.

Estamos presos del vehículo a nivel personal. Dependemos de él para ir al trabajo, para buscar la comida o la ropa que necesitamos, para visitar a la familia, para llevar a los niños al colegio, para huir en las vacaciones. Pero también nuestras ciudades se han vuelto presas de la máquina. El crecimiento de la ciudad se configura en torno a sus necesidades, no del de las personas que la habitan. Los nuevos pueblos dormitorio, las nuevas rondas de circunvalación, las flamantes autovías, van devorando poco a poco el espacio. Y todo se queda corto en cuestión de años, de meses, a veces se colapasa ya antes de comenzar su trazado. He visto como han desaparecido antiguos parques, jardines y plazas para ser reconvertidas en aparcamientos subterráneos. Dice muy poco de nuestra cultura que a la hora de elegir entre un aparcamiento y un árbol se elija siempre por lo primero y no se plantee nunca una opción alternativa, ni se le pasa por la cabeza a quien tenga que decidirlo. Es difícl pensar, cuesta trabajo y tiempo. Al final se pasa por encima de todo. No sé muy bien a quien beneficia todo esto.


viernes, 20 de julio de 2007

Una vida en imágenes

La televisión es, después del consumo, el otro puntal de esta Nueva Era. No hay nada mejor que, después de un agotador día de trabajo, bañar a los niños, acostarlos, preparar la cena, sentarse en el sillón y coger el mando. Ante nuestros ojos aparecen y desaparecen imágenes hipnóticas y al cabo de un rato, entre bocado y traguito de cerveza, podemos alcanzar el nirvana de la contemplación. Mente en blanco, vacío absoluto. Es así, y no puede ser de otra manera, como consiguen hacernos tragar los productos más mezquinos e insoportables.

Una nueva vuelta de tuerca en eso que llaman, no sé si irónicamente o con total seriedad, “periodismo de investigación” es un nuevo programa que analiza, en forma de documental y varias entregas, la vida de algún famoso. También aquí cabe hacerse la pregunta de qué se entiende en este ámbito por famoso.

Lo que me ha sorprendido no han sido los múltiples escándalos, romances, escarceos, extravagancias, dimes y diretes de estos personajes. Lo que me asombra e inquieta es cómo puede comprimirse la vida de alguien a base de unir recortes de prensa, fotos y vídeos. Todo acontecimiento, por trivial que sea, ha quedado grabado, archivado, fotografiado y filmado. Todos los ingredientes que se han repescado en los archivos se mezclan, se cocinan con más o menos acierto y por último se sirven en la mesa del público voraz.

El Show de Truman cada vez más cerca.

jueves, 19 de julio de 2007

El Consumo

No sé quien habrá dicho que el Consumo es la Religión de nuestro tiempo. Cuando voy a comprar al Hiper me doy cuenta de cuán lúcida y certera es esta frase. Antes, la Religión, entre otras cosas, servía para cohesionar a un grupo en base a esas visitas periódicas de ineludible obligación que ocurrían los domingos por la mañana. Era el momento para repartir saludos en forma de cabezazos, apretones de manos y besos en la mejilla. Reunión donde las familias lucían sus mejores galas y se miraba de reojo para pasar lista y ver quien se había ausentado de la cita semanal. Momento también para reconocer viejas caras de conocidos a los que se les había perdido la pista.

Hoy para hacer eso mismo no hay que esperar al domingo ni tampoco es necesario ir demasiado arreglado. Basta con una ropa algo informal, calzado que no apriete, una moneda de 50 cts. o de 1 euro y un carrito. Suele ser recomendable un vehículo, en el aparcamiento del comercio, y una tarjeta de crédito. Aunque no son requisitos indispensables.
Ya estamos dispuestos para deambular entre altares y hornacinas donde se nos muestran los más exquisitos productos, dispuestos de la forma más apetecible y etiquetados con primor.
Dispuestos a que en cualquier cruce, en cualquier esquina de esas interminables estanterías, nos demos de bruces con algún conocido, o lo atisbemos brevemente por entre los anaqueles de los frutos secos. A veces, un breve intercambio de frases y cumplidos o un par de consejos sobre la bondad de tal o cual marca. Se encuentra uno a cualquiera, hasta al más inesperado, porque, todos, todas, acabamos yendo en peregrinación al mismo lugar donde hacemos las compras de la semana, todas las semanas.

Y aquí he de contar que la persona más inesperada que me he encontrado en el Hiper ha sido a mi propio hijo. No es que se me hubiera perdido entre la sección de Pastas y Bebidas y lo volviera a encontrar en la de Congelados y Lácteos (que eso, de una forma parecida, ya ocurrió una vez). No. Ni en una epopeya tipo Marco, donde el hijo, después de viajar de los Apeninos a los Andes y afrontar las mil visicitudes del interminable viaje encuentra a su padre y ambos se funden en un abrazo eterno, música de violines, lágrimas, sollozos y The End. La cosa es algo más sencilla. Simplemente estaba tan ricamente meditando si llevar espaguettis o macarrones cuando de sopetón se me aparece un niño de cómo metro veinte, unos siete años, de facciones y atuendo extrañamente conocidos. Mi hijo, sin duda, el que yo hacía en casa de unos amigos de la familia. Mira tú por dónde, el padre de esta familia, junto con su hija, invierte sus ratos libres en hacer justamente lo mismo que yo: comprar y mirar. Después del protocolario saludo, mi vástago continúo su camino mientras yo me reponía un poco de la extraña impresión de verlo alejarse con otro.

Desde entonces sé que cada vez que vaya a la compra me puedo encontrar con cualquiera, no importa el tiempo que haya pasado desde que no nos hayamos visto.

lunes, 16 de julio de 2007

Star Wars al alcance de las manos (y de la cartulina, las tijeras y el pegamento)

Deambulando por este blog que hace honor a su nombre, No puedo creer que lo hayan inventado, he localizado una página desde donde nos podemos descargar los planos del Halcón Milenario, de un Destructor Espacial del Imperio, de los cazas imperiales TIE, de la mítica Nave Enterprise o del Delorian que conducía Marty McFly en Regreso al Futuro:










Algo más sencillo, a partir de esta otra página nos podemos armar un auténtico Soldado Imperial





ストーム・トルーパーです。

「クローン・トルーパー」より頭などちょっと面倒ですが・・・まあまあ

Olvidaba mencionar un pequeño detalle sin importancia:
Las dos páginas están en japonés, por cierto, pero los planos vienen en archivos descargables pdf y lo único que hay que hacer es imprimir, recortar y pegar y ponerle imaginación a la cosa cuando no haya más remedio.

Que la Fuerza os acompañe.

domingo, 15 de julio de 2007

Homo diffusus

El otro día mi consorte me decía, con la mejor de las intenciones aunque con una segunda lectura evidente, que yo tenía alma renacentista, como de Leonardo. Dicho así, al pronto, la cosa suena estupendamente. Un espíritu inquieto, universal, un saber que no se restringe a una sola Ciencia, un sabio del Renacimiento, un nuevo Leonardo del siglo XXI...

Repasando, me di cuenta que como maese Da Vinci, yo también había hecho mis ensayos de pintura al fresco, y que, aunque no me atreví con una segunda Cena, al final no me manejé del todo mal con la brocha y el rulo.

Eso fue el verano pasado. Este año me estoy pensando perfeccionar esta técnica y continuar con la cocina. Eso me obligará a ahondar en este conocimiento y emplear tintes sobre pintura blanca. Un verdadero reto. Eso no es todo, naturalmente.



Como el sabio florentino, estoy profundizando en la tecnología que hace posible el movimiento de la bicicleta. Ya que mis vástagos van ahora montados sobre dos (o cuatro) ruedas, ya han surgido las primeras averías, razón por la cual he tenido que refrescar la memoria, hacerme con una caja de parches y ponerme a reparar pinchazos y cambiar cámaras. Ya, de paso, he descolgado una vieja bici de montaña que algún día lo mismo cuento como llegó a mis manos (en definitiva, no puedo decir que no si alguien me ofrece un cacharro, puro complejo de Diógenes) y me he propuesto ponerla a punto y así poder ser cómplice y acompañante de las correrías de mi osado primogénito. Me he descargado un completo y simpático Manual de Internet para resolver averías. Ya me ha tocado comprar y colocar las dos cubiertas, los cables de los frenos y el del cambio de plato. Además de lijar los radios de ambas ruedas, pintarlos con un antioxidante, limpiar piñones, plato, cadena y engrase general. He intentado regular los cambios de plato y piñón, pero esto parece que va a estar fuera de mis posibilidades. No obstante, lo intentaré.En estos casos siempre pienso que peor no puedo dejarlo.
Esta certeza me ha traído no pocos problemas.

Con el verano llega también la calor. Hace años encontré una manera de combatir los rigores estivales sin ocasionar gasto energético ni consumo de CO2. Unos sencillos toldos en terrazas y patios alivian no poco esta sufrida estación. Y si no es suficiente, una piscina desmontable (algo así como una bañera grande) asegura un buen refrescón.

ascenso del homo diffussusEn fin, un auténtico hombre del Renacimiento o, visto de otra forma, un representante de una nueva especie, un auténtico y genuino Homo diffusus. Una especie capaz de abordar cualquier problema y dejarlo a la mitad para empezar otra cuestión, que dejará también a medio acabar cuando otro asunto le requiera y así sucesivamente. Pintura, bicicletas, recortables, toldos, piscinas, fotografía, música, televisión, internet, cine, cómics, novela histórica, bricolage variado... todo acapara fugazmente su atención.
En términos evolutivos un fracaso si lo comparamos con el infatigable Homo tenax.

En su defensa, una aseveración incontrovertible:

Si quieres que algo se haga bien hazlo tú mismo”.

Y en su contra, la sabiduría popular, que siempre tiene algo que decir:

Maestre liendre, de todo sabe y de nada entiende


jueves, 12 de julio de 2007

Ya he visto Transformers


Sí, ya he visto Transformers, the movie, y he de confesar que no me arrepiento:
disfruté como un enano.
Porque para eso se ha hecho esta película: para disfrutar. Cine palomitero, sí, pero de calidad. Aquí ni hay meollos existenciales, ni vidas atormentadas, ni historias truculentas, ni dudas metafísicas. Esto es lisa y llanamente, entretenimiento. Entretenimiento a un alto nivel, eso sí. No puedes despegar un minuto los ojos de la pantalla. Acción trepidante, imágenes que se suceden a un ritmo frenético, lasombrosos efectos especiales, argumento... ¿argumento?...¿tiene argumento este film?... Bueno, sí hay uno, espera que recuerde.... sí, hay un chico... una chica... unos soldados... unos robots androides transformables... hay buenos y malos... y bombas, disparos, carreras, neumáticos, coches, destrucción...


Bueno, el argumento viene a ser el mismo de siempre y, realmente es lo de menos, la gente va a lo que va cuando compra la entrada de esta peli. Entretenimiento y asombro. Una historia que no chirrie demasiado, sin demasiadas preguntas ( ni lo intentes o verás como hace agua por los cuatro costados...) y unos efectos especiales que quitan el hipo.
Aire acondicionado, palomitas, cocacola y cerca de dos horas y media de completa, absoluta y sana evasión, que no es ninguna tontería.



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domingo, 8 de julio de 2007

Críticas de cine (presuntamente infantil)


Quien me lo iba a decir...Shreek tercero me ha supuesto una decepción. Poco ha quedado del ogro desagradable, lenguaraz y amante de la guarrería que era el primer Shreek. Lo han domesticado. Me ha pasado lo que no imaginaría que me pasara en una película de animación y es que me he aburrido. Falta tensión, faltan escenas dinámicas, sobran chistes malos, sobran escenas cuasilacrimógenas, falta imaginación. Hay unas pocas escenas que intentan salvar el tinglado (mi preferida, el asalto al castillo de Blancanieves a grito pelao), pero el balance final es francamente muy poco interesante. Una película prescindible. Aburrida.

(aquí otra crítica de Shrek III)

Con menos medios pero más ganas la que sí me sorprendió agradablemente es una producción de animación titulada Erase una vez un cuento al revés. Curiosamente presenta unas pocas similitudes con la de Shrek (los malos de los cuentos toman el poder ) y eso hace que las comparaciones surjan de inmediato. Y el buen ogro verde pierde por goleada. No es que “Erase una vez...” sea una gran película, pero es una película digna, bien desarrollada, con acción, entretenimiento, humor y fantasía. Es un cuento que nos han contado mil veces, con personajes que si no los hemos visto antes son muy parecidos a otros que ya hemos visto. Pues sí, aquí no se inventa la pólvora. Sin embargo, los autores de esta obra son capaces de engancharnos en la aventura de Ceni, el apuesto lavaplatos y los dos torpes aprendices de brujo. Y, eso sí, la Madrastra de este cuento es la Madrastra más sexy e inteligente que he visto en mucho tiempo.



(otra crítica aquí de "Erase una vez un cuento al revés")

(y aquí otra con las dos juntas)


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